A lo largo de 2OO9 se celebró el año Internacional de la Astronomía. Han sido varios los artículos que hemos publicado, y varios, también, los artículos enlazados. Queremos, ahora sumar una nueva aportación.
A finales del S. XVI y principios del XVII la Astronomía fragúo sus cimientos. Copernico, Hans Lippershey, Kepler y Galileo Galilei fueron los artífices de esta revolución. Ellos establecieron una serie de principios que lo cambiarían todo y que se constituirían en la base de la Astronomía actual. Pero no fue fácil, enfrente se encontraron con todo el poder de la Iglesia Cristiana. En la entrada vamos a comentar esos acontecimientos.
Nicolás Copérnico y el Heliocéntrismo.
Copérnico en su libro “De Revolutionibus Orbium Coelestium” da a conocer la denominada teoría Heliocéntrica. Afirma que la Tierra no es el centro del universo y plantea, además, la esfericidad de la Tierra y los movimiento de rotación y traslación. Eran ideas que revolucionaban los conocimientos astronómicos.
Estas afirmaciones se oponía a lo que había establecido Ptolemeo en el S. II a. de C. y que hasta los primeros años del S. XVII fue precepto oficial de la teología cristiana. “La Tierra es el centro del universo”, Dios había creado al hombre a su imagen y semejanza, el hombre moraba en la Tierra, centro del universo, y en la Tierra, en su centro, la Iglesia.
Copérnico expuso sus ideas a sus amigos más cercanos, pero no se atrevió a divulgarlas hasta después de muerto. “De Revolutionibus Orbium Coelestium” se convirtió, en muy poco tiempo, en el libro más influyente que hasta la fecha se había publicado.
La respuesta de las iglesias Católica, Luterana y Calvinista, las iglesias cristianas más influyentes de Europa, no se hizo esperar y calificaron el texto como herético.
El Gran Invento.
A partir de 1608 gracias a Hans Lippershey, y a la casualidad, las estrellas quedaron más cerca de los hombres.
Cuenta la leyenda que unos niños jugando pusieron dos lentes contrapuestas a una cierta distancia. Fuese de esa forma o de otra, en el taller de Hans Lippershey, en Middleburg (Holanda) se construyó el primer telescopio colocando en los extremos de un tubo dos lentes.
Este rudimentario telescopio se miraba con un sólo ojo y los objetos se veían invertidos, pero... el invento rápidamente fue copiado y se extendió por toda Europa.
Kepler la demostración matemática de la teoría Heliocéntrica.
Johannes Kepler publica en 1604 su libro “Astronomia Nova” donde desarrolla sus dos primeras leyes sobre el movimiento de los planetas basándose en los datos de Tycho Brahe.
Tycho Brahe recopiló a lo largo de su vida multitud de datos sobre el movimiento de los planetas y las estrellas. Para sus observaciones utilizó los instrumentos más avanzados de la época. Kepler con los datos aportados por Tycho establece que la órbita de Marte es elíptica y busca las leyes matemáticas que rigen el movimiento de los planetas.
Galileo Galileo, el genio.
Galileo publica “Sidereus Nuncius ” donde da a conocer sus descubrimientos. Galileo con su telescopio observó los anillos de Saturno, los satélites de Júpiter... y con Júpiter le llega la inspiración. Jupiter dispone de satélites que giran a su alrededor y lo considera como la representación del Sol y sus planetas, lo denomina “Mundo Iovialis”.
En estas fechas el poder de la iglesia es enorme y con la Inquisición como ariete cuestiona los descubrimientos científicos. La Inquisición acusa de herejía a Galileo y le hace abjurar de sus conocimientos. El divorcio entre la iglesia y la ciencia que se había iniciado hacia ya algún tiempo con casos como el del médico Español Miguel Servet comienza a perpetuarse.
Cuenta la leyenda que Galileo después de firmar la abjuración dijo: “Y sin embargo, se mueve...”, y es que las aportaciones de Kepler, con sus leyes sobre el movimiento de los planetas y de Galieo, con sus observaciones no dejaron lugar a dudas, la Tierra se mueve. Hasta el año 1992 la iglesia católica no rehabilitó la figura y reconoció las aportaciones científicas de Galileo Galilei.
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Fotografía: vía www.proyectosupua.es/.../
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